Històries nocturnes, bogeria global, reflexions d'estar per casa, anècdotes amb suc, apunts d'actualitat i malaltia futbolera.


lunes, 4 de febrero de 2008

Hace un año... (2)

Aún sorprendido por la velocidad de trenes i autobuses en aquella ciudad y no sabiendo muy bien si el siglo XXI había llegado siquiera donde me encontraba, pude por fin dejar las maletas en algun sitio. Así, leído, no parece que tenga importancia, pero en verdad nubla el pensamiento el no tener dónde colocar los bultos con los que viajas.

Encontré el piso dónde finalmente pase 7 meses al lado de la Via Appia, famosa arteria de la antigua Roma (aparece en los Asterix!). A un minuto de la estación de metro Colli Albani y una pequeña estación de autobuses, la única complicación eran los numerosas esquinas que había que girar antes de llegar a casa. Descubrí la casa por la noche y me perdí por ello el bullicio mediterráneo del mercadillo que tenía al lado, la luz intensa que iluminaba las fachadas de casas de barrio periférico y hasta los cantos de los pájaros con los que me despertaba. Decididamente, las mañanas en Colli Albani valian la pena. De todo ello, sin embargo, no me di cuenta la primera vez que visité la casa de Marco y Paola.

Quedé con Mireia y su amiga borde en el McDonalds de la salida del metro, donde se juntaban a escuchar música los jóvenes latinoamericanos del barrio. Recuerdo que llovía y llegué temprano a la cita. Por la tarde había visitado otras casas y lo había hecho más raudo de lo previsto, así que aproveché para zamparme unas hamburguesas debajo de una de las paradas de la estación de buses. Ese dia dormí en un albergue y la mala experiencia de la pizzería donde había comido me condució a tirar de lo malo conocido a falta de fogones con los que apañarme.

Cuando llegaron las chicas redundaron (Mireia, la amiga borde intentaba no escupirme) en lo maravilloso de la casa. Así llegamos a la puerta. Si la memoria no me falla lo que más me sorprendió fue oir un perro ladrar. Era Hero, que en poco tiempo conseguiría sobrepasar a Marco entre mis coinquilinos favoritos. Paola era una chica bajita, rubia (más tarde descubriría que de pote) y mientras me escuchaba hablar mantenía una sonrisa permanente. Marco estaba tirado en su cama viendo la tele. Con probabilidad llevaba dos horas haciéndolo y con probabilidad se tiraría dos horas más igual. Mireia nos ayudó a Paola y a mi a entendernos pero lo cierto es que la casa superaba de largo las que había visto, el precio era justo y Paola me parecía una bellísima persona. Bueno, y la habitación era grande. Esto parece una tontería pero mi criterio estaba muy condicionado por la ilusión que tenía por recibir, en un futuro próximo, visitas. Como vería, acerté con la apuesta y pude acojer a muchos amigos.

Jordi e Irina, Germ, Carles y Laura, Mireia y sus tres amigas de Siena, Miriam y su amiga griega, Raül, Noe, Blanca y Rafa, Asi y Pep, Dani y Andrea pueden certificarlo, así como Juan, un amigo que pillo una cogorza de campeonato cerca de casa y tuvo que dormir la mona en el colchón inflable, amortizado como pocos.

Le dije a Paola que tenía dudas ya que había visitado un montón de casas, pero que esta me gustaba mucho. Iba con un poco de prisa, ya que debía ir a la otra punta de la ciudad por otra habitación, así que no me entretuve mucho. Le di las gracias por todo y me despedí con un beso en la mejilla, quedándose ella parada, ya que en Italias los besos se los debo dar a hombres y a ellas las debos aludar con un apretón de manos. Pero todo eso lo pensé después, como me suele suceder.

Esa fue mi casa. Más tarde conocería a Paolo y Lorena de Pizza Bona, me sorprendería con la alegría de ella y visitaría su grupo de vida cristiano y una celebración de la iglesia evangélica. Descubriría que Laura vivía en la esquina contraria y compartiriamos un montón de cenas mientras me contaba lo horrible que se estaba volviendo su convivencia con las dos hermanas búlgaras. Volvería haciendo eses algunas noches y saludaría al moro que vendía flores en el mercadillo toda la noche. Me haría amigo del buen hombre del locutorio. O le pediría consejo al frutero pakistaní sobre qué naranjas estaban más buenas.

Eso no es lo que uno explica cuando vuelve de un Erasmus, pero el mío no está completo si no lo tengo en cuenta.

PD: Muero si no lo hago: habrá post monográfico sobre la dupla Marco-Paola

10 comentarios:

Anónimo dijo...

De nuevo siento mordiscos en el corazón oyendo hablar de Roma, y te parecerá una tontería, pero lo has hecho una vez más con una voz que me recuerda a la mía.

Volver, volver... Recuperar.

pD: più, più, ne voglio più!

Anónimo dijo...

Habrá más, necesito dejarlo por escrito en algun sitio y este no es peor que otro.

Quien eres?

Anónimo dijo...

Mussolini

Anónimo dijo...

Pau!!cuánto tiempo!!q tal estas??yo sigo con los examenes, asi q diversión...cero!!!jooo.

yo tb quiero más historias de roma!!!

un beso grande cuñaooooooooo !!!!

Anónimo dijo...

se fa extrany sentir.te parlar (es un dir, hauria de ser "llegirte escriure") en la llengua de Cervantes... o de l'escriptor Anónimo que te una llarga bibliografia a les seves esquenes.

Chascarrillus i ximpleries varies de la ma de Germán Antón S.A

Anónimo dijo...

La llástima de que això sigui per escrit és que no et podem sentir l'accent tan graciós quan parles castellà. Digne de ser entrevistat per Antena 3 en un dels seus apassionants "A fondo".

Anónimo dijo...

Escric en castellà per si entra aquí algun Erasmus que no parli català.

No tinc accent.

Anónimo dijo...

Bueno Pau!

A recuperar les festes "típiques"!!!

Encantada d'haber compartit 5 minuts avui!!!

P.S.- El món dels blogs és petitissim!

Anónimo dijo...

jojojo diu que no te accent!! aix... clar que en tens talós. Jo em lliuro de l'accent perque a casa parlem castellà pero peco de fer "potingues" amb les dues llengues.

Germ

Anónimo dijo...

Pau, una mattina mi son svegliato aspettando essere stampato... t'ho explico dinant. Per cert, tens un castellà excel.lent,amb un accent molt suau.

per un món accentuadament estampat!