Maria San Gil pasa de la ponencia y de Mariano porqué cree que el discurso es permisivo con los nacionalismos. Tiene tela la notícia, que podemos apilar en la puerta del despacho de Rajoy mientras se decide a sacar toda la basura que está acumulando.
La jefa de los populares vascos cae simpatica. Quizá por joven y de rasgos sanos no apijados, quizá por valiente allá donde muchos esconden la cabeza, quizá por la lógica empatía que puede suscitar alguien que ha visto como le volaban la cabeza a un compañero a dos palmos de donde ella estaba. Joven, valiente, desgraciada y también de la cuerda de los duros, probablemente porqué el contexto donde está no invita a dar pasos atrás. En Euskadi no hay grises para gente como ella, y entiende que la firmeza debe ser un arma, el camino, ya sea para lograr el fin último de la libertad, ya sea para obtener réditos electorales.
Sucede que en su casa, desde que ella ha tomado el mando, el PP no ha parado de bajar. Curiosamente, tampoco en Catalunya, donde la hostilidad hacia las reivindicaciones de mayor autonomía han cascado los resultados del partido. Existe, sin embargo, una especie de vasos comunicantes que ha empujado al partido a mejorar resultados en el resto del estado. Cabe interpretar, por lo tanto, que el asedio al nacionalismo periférico ayuda en Salamanca, Toledo, Madrid o Murcia. Tiene razón San Gil, entonces, en plantarse: en su casa, por coherencia y porqué es el espacio político que le corresponde ocupar y defender; como princesa de partido, porque moderarse no tiene ningún sentido en términos de premio electoral.
En Catalunya, mientras, hemos tenido otra sorpresa relativa. Montilla, el PSC entero, desde Castells a Chacón, planta cara a Madrid primero con el agua, luego con el Estatut, siempre con la financiación.
Está claro. No tenemos suficiente agua (para otro dia queda seguir con el debate de XB sobre cuánto es "suficiente agua": desde luego no la necesaria para regar jardines, llenar piscinas y lucir fuentes públicas), aún quedan muchas competencias por llegar y aquí recibimos mucho menos de lo que debería ser justo.
Lamentablemente, la experiencia conduce a pensar que no queda aquí el raciocinio PSC. Tampoco le queda otra a Montilla que alzar la voz, su independencia está bajo sospecha y esa es una carga imperdonable, o casi, para un President, así que ahora que las vacas estarán más magras que nunca debe mostrarse como el líder que el pueblo necesita, por chistoso que parezca en tanto que este ya empieza a aprender a no mirar arriba cuando las cosas van maldadas...
El desapego no es ninguna tontería, y en Madrid deberían saberlo. Ningún nacionalismo puede ser más poderoso hoy en día que el económico*, y vete tú a saber como puede reventar esto como no lo solucione alguien.
González, Guerra, De la Vega, ZP: haya crisis o no, Catalunya está harta de esperar y cualquier detalle puede ser bueno bueno para prender la mecha...
*En quien se caga la gente cuando un RENFE llega tarde? Cuando el AVE revoluciona una capital como Barcelona? Cuando debemos ir a Paris, Franckfurt o Madrid para hacer un viaje intercontinental?
1 comentario:
Tant de bo m'equivoqui, però no veig al PSC fent servir la millor de les opcions. La rehivindicació hauria de ser més directa, més de cara fet que "animaria" a la gent i quan la gent esta més "animada" més força té el president. En cas de que no sorgís un finançament convincent (que no sortirà, perquè aquest és el concert econòmic i no el donaran) faria augmentar el sobiranisme, o desafecció, potser a costa de la participació electoral, cosa que beneficiaria als partits nacionalistes si saben canalitzar bé les demandes populars.
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