Cuando hace dos meses en Francia se produjeron las huelgas contra el aumento de la edad de jubilación, la principal crítica que llevó a movilizarse a la mayoría de los estudiantes de liceos y universidades partía de las mismas condiciones que se señalan aquí, pero en todo caso el escenario francés era mucho más halagüeño tanto para los trabajadores como para los estudiantes. En el momento de la aprobación del aumento de la edad mínima de partida a la jubilación en Francia de 60 a 62 años, la tasa de paro general rondaba el 10% y la tasa de paro juvenil alcanzaba el 24%, según cifras de Eurostat.
Ante el panorama desolador del mercado laboral para la juventud en España que muestran las estadísticas sería esperable un clima social de tensión dentro de este colectivo. Sin embargo, raramente se tiene en cuenta a la juventud precaria como un actor social relevante a la hora de tomar este tipo de medidas por parte de los gobiernos.
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