No diga juventud, diga “precariado”
PAU FARRÀS – Cuatro de cada diez catalanes menores de 25 años que desea trabajar no puede. Y entre los que logran un oficio, un 94% tiene contrato temporal. Son datos de un estudio de Acció Jove de CCOO de Catalunya, elaborado antes de la nueva reforma laboral estatal, que apunta a una mayor precarización del trabajo juvenil tras alargar los límites de los contratos formativos.
El sociólogo Albert Sales, de la Universitat Pompeu Fabra, menciona “el precariado” como una nueva clase social que abarca a los jóvenes, un colectivo “con una alto nivel de estudios al que no acompaña el mercado de trabajo”, en su opinión, demasiado dependiente, hasta su estallido, de la burbuja especulativa de la construcción, “que apenas genera puestos de trabajo cualificados y no da oportunidad de desarrollar otros sectores productivos”.
La clave, según Sales, es que las políticas públicas adoptadas a todos los niveles “inciden en la oferta de trabajo, en la mano de obra, que continúa siendo barata”, en lugar de cambiar la demanda y el sistema productivo, por lo que los nuevos puestos de trabajo, en su opinión, continuarán siendo de baja calidad. En palabras de Aïna Vidal, responsable del estudio, “el Gobierno no ha tomado ninguna decisión que solucione esta situación”, que ha llevado a disminuir en un 54% la población ocupada menor de 25 años en Cataluña.
Roger Montañola, portavoz de CiU en la comisión de juventud del Parlament, va más allá de las cifras al apuntar que el nuevo tipo de contrato que propone el Gobierno “es una condena a centenares de miles de jóvenes”. “No se puede vivir con 300 euros al mes. Y cuando el trabajador lleva tres años en esta situación se siente explotado, deja de tener incentivos y baja su productividad”. Las juventudes de Unió que lidera se oponen a las últimas medidas anunciadas de la reforma laboral que, en palabras del parlamentario, “son una forma de hacer trampas al solitario para maquillar las cifras del paro”.
En el apartado de soluciones a nivel catalán, Montañola esgrime la Llei de Promoció Econòmica, punta del tridente de la Llei Òmnibus, de cuyo equipo ponente forma parte. “Debemos facilitar la promoción económica en todos los sectores, facilitar los negocios y crear ocupación”, enumera. Desde el Govern y CiU entienden que simplificar los procedimientos para crear empresas es el mayor estímulo para la economía. En esta línea, Sales apoya el impulso de negocios innovadores, concretamente las energías renovables, pero también se muestra partidario de crear más trabajo público, solución que comparte Vidal, de Acció Jove: “La Generalitat tiene una función empleadora, sobretodo en un momento de crisis donde la privada no tira adelante, pero parece que no está en esa lógica”. “Es vergonzoso”, según Vidal, “que sea más fácil encontrar trabajo en [el portal de internet] Infojobs que en el Servei d'Ocupació”.
El resultante es un cambio cultural entre los jóvenes. Según datos del Idescat, 45.000 menores de 35 años (un 2% de los jóvenes catalanes) trabajan en el extranjero a pesar de que, en su mayoría, han cursado sus estudios en Cataluña. Igualmente, un 41% de los encuestados se muestra dispuesto a emigrar para mejorar sus condiciones laborales. En contraste, Sales apunta una tendencia según la cual los jóvenes se emancipan más porque asumen que la situación no mejorará y “marchan como pueden”, lo que incluye las nuevas formas de convivencia, como compartir piso. Las consecuencias de todo ello, especula el sociólogo, deberán estudiarse en el impacto que tenga esta situación en la formación de familias, la natalidad o la conciliación de la vida laboral y familiar.
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