Atlético - Real Madrit

O el partido más raro de la temporada. Si lo escribe un guionista de Hollywood no le sale más chungo.

Segundo 40: Van Nistelrooy emula al Ronaldo de hace tres o cuatro temporadas y apuñala al Atleti sin que pase un minuto de partido. Leo Franco fatal colocado.

Siguientes treinta minutos: Sneijder incrusta un misilaco en el larguero, el árbitro anula dos goles legales de Ruud y Raúl, expulsa a Perea de roja directa por agresión, hace que el Calderón grite "Así, así, así gana el Madrid" y, para redondearlo, expulsa sin razón a Van Nistelrooy. Si se quiera cargar el partido está acertando. El Atleti está contra las cuerdas y juega con algún tipo de tara psicológica inexplicable oyendo el apoyo y la energía del estadio. Se le ve acomplejado.

Empieza la segunda parte: Aguirre rectifica el desastre de alineación y mete a Simao. Banega campa a sus anchas, Agüero por fin aparece y tiene regates de mérito pero el Madrid se escalona bién para pararlo. Pepe está imperial para sacarlo todo del área merengue, la media y la delantera del Madrid ya no existe, están todos reventados. El árbitro también. Le da un tirón y pierde cinco minutos en la banda recibiendo masajes, interrumpiendo los achuchones del Atleti y aguantando los insultos de 60.000 personas estirado en el suelo.

Mediada la segunda parte: Ocasiones clarísimas para el Real Madrid, Higuaín debe tener el récord de ocasiones creadas y falladas. Pepe sigue inmenso. El duelo entre Simao y Ramos es precioso.

Minuto 86: Falta absurda de Ramos en una esquina del área, chuta Simao, Higuaín se esconde en la barrera, golazo. El Calderón se cae, qué alegría.

Minuto 96: Contra del Madrid bien tirada, recibe Drenthe, que acaba de salir, Heitinga le deja entrar en el área, se come su regate y lo manda al suelo. Penalty. Chuta Higuaín y gol, claro.

Si hay una derrota que duela más que un 6-1 ante el Madrid es un 1-6. Después de eso viene lo de ayer. Jugaron más el público y el árbitro que el propio Atlético, tuvieron el partido y lo despreciaron de la forma más dramática. Muy triste, muy masoquista.