Maradona

"¿Si yo voy a jugar como Dunga? No, yo no juego como Dunga. Dunga pegaba patadas y en todo caso yo las esquivaba".

Habla Diego, poco menos que un Dios en su tierra, nuevo seleccionador de una Argentina que alumbra a su mejor generación desde la de Redondo, Batistuta y Caniggia y que aspira a ganar el Mundial del 2010. Diego fue el más grande, hay quién dice que aún lo es, pero sea como sea nunca ha sido lo mismo un balón que la pizarra.

Ya no se le puede tirar en cara a un entrenador la inexperiencia: Guardiola, Klinsmann, Van Basten, Ancellotti o, mucho antes, Clemente, han demostrado que no se trata de eso. El problema es que hay en Maradona un aura de caos y provisionalidad que no casa con lo que debe ser un seleccionador puntero. Hoy los entrenadores de éxito son estudiosos y detallistas, Diego ha vivido en el exceso, tan al límite que casi le cuesta la vida, y si ha estado arriba del todo ha sido por ser un portento técnicamente, nunca un visionario táctico. Está claro, por lo tanto, que el perfil del sujeto (drogadicto, tramposo y bocazas) no es el que más se ajusta al de un entrenador.

Otra cosa es que se le haya dado el cargo a él para que ejerza de paraguas a un equipo de trabajo con más oficio. Esa posibilidad, siendo como es el futbol un asunto de estado en Argentina, tendría mucho sentido. De hecho, sería brillante si de lo que se trata es de sacarle presión a una generación más que prometedora. El oro olímpico debe ser la primera etapa de un equipo llamado a redimir a los Crespo, Zanetti, Riquelme, Verón y Ayala, que siempre anunciaban pero nunca llegaron. Que Messi o Agüero se mezclen tan directamente con Maradona tiene tintes casi religiosos, como de alineación astral.

Diego y su equipo tienen ante sí una responsabilidad enorme, tienen a dos de los siete u ocho mejores jugadores del mundo en una misma selección, situación a la que quizá sólo se le acerque España. Desde el Brasil de Rivaldo y Ronaldo'02 (y antes Romario y Bebeto'94) no se ve algo así en un Mundial. El fracaso será no ganar y su figura se verá afectada si eso sucede. Se hará más grande el mito de Maradona o será un fracaso deportivo el que arruine lo que la mala vida no pudo?