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sábado, 10 de enero de 2009

El bilingüismo de Toni

Desde que acabó el trimestre tenía en la cabeza un artículo sobre el bilingüismo en Catalunya. En muy poco tiempo había participado en conversaciones sobre el tema y me sorprendía la extrema disparidad de percepciones que hay.

Por un lado, algunos allegados se quejaban del extremo proteccionismo que se hace del catalán en casa, con asuntos que tienen legislación explícita como la educación o la rotulación de tiendas, o de la radicalidad de algunos catalanes, que se niegan a hablar castellano con extranjeros o castellanoparlantes. En este sentido, he escuchado bastantes casos de no catalanes temerosos de venir aquí porque, temen, se les discriminará, o que ya estan aquí y por motivos lingüísticos no se sienten acogidos, lo cual, debo decirlo, me avergüenza como catalán: primero son las personas. Por otro lado, otros compañeros lamentaban que cada vez se habla menos el catalán y observaban que se puede sobrevivir sólo en castellano en Barcelona pero no en catalán.

Yo, como otras muchas veces, no percibo ninguno de los dos extremos:

1 . El catalán disfruta de una magnífica salud en los círculos en qué me muevo y a los lugares dónde voy. Ni en broma me creo que esté en peligro de extinción.

2 . Con todo, es cierto que se puede sobrevivir en castellano en Barcelona: mi abuelita lleva más de 45 años demostrándolo. A cambio, no conozco ningún caso contrario.

3 . Igualmente, también hay zonas o contextos en qué el castellano es dominante: el otro día en Diagonal Mar no oí hablar nadie en catalán; igualmente, cuando trabajaba al Corte Inglés Diagonal, un estudio de campo casero propio resultaba que, preguntando yo siempre en catalán, cuatro de cada cinco clientes me contestaban en castellano.

4 . 75% de las clases a C. Políticas eran en catalán, el 100% a Periodismo. No obstante, hay una plataforma de estudiantes a la UPF que alerta contra el retroceso del catalán a las aulas.

5 . Conozco personas a las que los cuesta expresar-se en castellano igual como conozco personas que tienen el problema contrario: ninguno de los dos casos me parece preocupante en mi país mientras puedan hacerse entender en alguna de las dos lenguas.

6 . Según datos del Instituto de Estadística catalán (Idescat) del 2001, sólo un 5% no entiende el catalán; por un 48% es lengua propia y un 50% lo usa habitualmente; un 40% considera el catalán su primera lengua. En los últimos tres datos pesa enormemente el Área metropolitana, puesto que al resto de zonas las cifras son mucho más elevadas.

7 . Tengo sangre española (como gran parte de Catalunya), mi madre vino hace 45 años de Aragón. Después de morir Franco hablaba un catalán exquisito. Se dedica a la logopedia y ha enseñado a habla catalana a catalanes, castellanos, rusos, chinos y africanos.

8 . Como siempre, el problema son las personas: he conocido en dos momentos diferentes dos integristas que se han negado a habla en castellano a Erasmus acabados de llegar y que la única posibilidad de ser entendidos o de entender eran las nociones de castellano con que venían.

En Toni Soler ha dicho hoy muchas de las cosas que pienso yo, y por lo tanto no hace falta repetirlas si, seguramente, las hubiera dicho peor:



Hace falta hablar, por salud en Catalunya, pero con honestidad y mano izquierda. Que la riqueza cultural y lingüística no sea arma. No dejemos que los políticos instrumentalicen el tema y tengamos presente que lo primero son las personas.

1 comentario:

Johnny Tastavins dijo...

Tu eres catalán, y piensas en catalán, se te nota en la escritura. Pero felicito tu ecuanimidad y la verdad, tengo poco que discrepar de ti.

Efectivamente, el problema es el medio de comunicación y el político, la calle es mucho más neutra y natural, absorbe inmigración sin problemas y equilibra una difícil convivencia de castellano y catalán que entiendo debería ser la envidia del mundo entero.

Decía Ramon Barnils (qepd) que el blingüismo es siempre una situación transitoria hacia la victoria de una de las dos lenguas. Quizá tuviera razón, pero resulta que más de 1000 años después, catalán y castellano siguen conviviendo, como las parejas, con sus problemas del día a día.

Bon post, noi!!