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domingo, 9 de octubre de 2011

Educació emocional i empreses a les escoles

Publicat a El Mundo Catalunya el 2 d'octubre

El sueño de una escuela donde todos se mojan

Fundació La Granja anima a las empresas a implicarse en la enseñanza y apuesta por la educación emocional

PAU FARRÀS (Barcelona) – Maestros, pedagogos, directores de escuela, políticos y familias enumeran desde hace tiempo los problemas que tienen los niños y jóvenes de hoy. El inglés, la falta de talentos, la mala educación o los problemas relacionales aparecen en todos los diagnósticos y, sin embargo, como señala Cristina Gutiérrez, directora de la casa de colonias La Granja Escola, “nos instalamos en la queja, nos paralizamos”. De esta premisa y del deseo de pasar a la acción y empezar a construir soluciones nace la Fundació La Granja.

En La Granja tienen dos sueños: implicar al conjunto del país en la formación de sus niños e introducir la educación emocional en las aulas. “Ha llegado el momento de que la sociedad se comprometa con la educación”, anuncia Gutiérrez. El primer paso ha sido la llamada a las empresas catalanas a participar de un “trueque” con las escuelas aportando su capital humano. Infojobs y Triodos, por ejemplo, tienen trabajadores que, en calidad de voluntarios, acuden a escuelas cercanas a sus puestos de trabajo para dar charlas sobre su especialidad.

Lo de “trueque”, queda claro, es un eufemismo si miramos a corto plazo, pero los impulsores del proyecto confían en que las empresas aprecien el valor de apoyar la educación, si no por consciencia pública, sí como inversión: “Si hay una escuela cerca de un polígono industrial u oficinas, es muy probable que algunos de sus estudiantes terminen trabajando en esas empresas”, señala la directora de La Granja, que resalta el interés que puede tener la lección de un profesional para los estudiantes, que así verán las utilidades prácticas de las enseñanzas que reciben.

Pero su ambición no queda ahí. Desde su casa de colonias en Santa Maria de Palautordera hace siete años que optaron por combatir las carencias que detectaban entre los niños, jóvenes y maestros con la educación emocional. Esta herramienta, usada a nivel empresarial desde hace años pero aun sin consolidar en las aulas, pretende ayudar a los críos a identificar y desarrollar sus propios talentos y a vencer los miedos que, en opinión de la directora de La Granja, les causan “la sobreprotección y la falta de confianza de sus padres”.

En este sentido, Isabel Sáez, directora de la escuela Santa Clara de Sabadell, coincide con la visión de Cristina Gutiérrez y marca como objetivo de las escuelas “hacer que los niños ganen seguridad”. Posponer esta implantación, lo indican todos sus partidarios, es perpetuar situaciones de baja autoestima, miedos sin superar o grados notables de inmadurez entre los niños, origen a su vez de conductas extravagantes -el personal de La Granja cita una estudiante de 11 años que solo quería comer papillas u otro de 10 que se pasó tres días alimentándose únicamente de fuet-.

Los estudiantes con mayor educación emocional, como señala Nathalie Pérez, coordinadora del grupo de inteligencia emocional de la sección clínica del Col·legi oficial de Psicòlegs de Catalunya, tienen un mejor rendimiento escolar y menos trastornos físicos y psicológicos.

Por si acaso, la periodista Rosa Maria Calaf, que apadrina la fundación, lanzó la última motivación para actuar: “Solemos pensar en qué mundo dejamos a nuestros hijos, pero deberíamos preguntarnos también qué hijos dejamos a este mundo”.

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